Leí. Me pareció un melodrama, no una tragedia, y sentí que podía imitar el genio de Ibsen. Entonces, empecé a teclear mi premisa y después mi síntesis argumental: Una madre se intenta suicidar para retener a sus hijos. La acción se desarrolla en un cuarto de hospital y cada uno de los personajes nos va diciendo qué decisiones toma la hija que ha decidido irse de casa a un cuarto de quinientos pesos, a vivir en una comuna marxista. Ok, no es el personajazo de Hedda Gabler, no se contienen emociones ni hay un suicidio auténtico como única posibilidad. Es más, no hay revelación, ni nudo ni nada...
Leí. La maestra, Gabriela Ynclán, me dijo que era el melodrama más terrible que había escuchado en su vida, que por qué no lo vendía para televisión. No entendí si era un insulto o un halago, pero no importa, ella tampoco entendió que era el argumento de una parodia.
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