Qué es lo que hace un taxista descifrando la vida...

"No se quién los inventó, no sé quién nos hizo ese favor tuvo que ser Dios".

La anécdota que voy a relatar a continuación sucedió hace algunos minutos, cuando yo, angustiada porque mi hora de entrada había sido hacía ya 20 minutos atrás, decidí tomar un taxi en Madero. Le indiqué que diera vuelta en Félix U. Gómez y se siguiera por Garza Sada. El fulano se rió y me dijo: "No es mi hit". Obviamente, yo me quedé estupefacta y solicité me repitiera lo que había dicho, a lo que muerto de risa, el taxista dice: "No es mi hit". Tras lucir su frase dominguera, pasó a informarme que su hija, que era bastante joven, usaba mucho esas palabras. Apenas iba a indagar sobre las nociones que el chofer tenía del significado de lo que acababa de decir, cuando se me adelantó y expresó: "En mis tiempos hubiéramos dicho 'no es mi onda', pero no vaya a creer que yo era hippie, los hippies ahorita están más viejos que yo". Para no romper la deliciosa conversación, dije algo muy tonto: "Pues sí, pero ha de haber sido una manera de hablar que todavía les quedó a los de su generación".

Tras un silencio breve, el taxista decidió instruirme acerca de la vida. "Fíjese cómo hay gente, como los hippies, que no quieren seguir las reglas y con tal de no seguirlas, por estar fuera de lo que debe ser, pues forman un movimiento". Yo sólo hice gala de mi sabiduría pronunciando fáticamente un "ajá". Entonces, el sujeto prosiguió con sus enseñanzas. "Los hippies formaron un movimiento, pero no ha sido el único, antes hubo otro... el existencialismo". No interrumpí la disertación del fulano: "Y todo por ir en contra de las reglas. Son los jóvenes los que hacen eso, claro, como no tienen familia, pues les vale madres y se ponen a armar movimientos; lo chistoso es que todos esos que andaban protestando contra el Gobierno, como los del 68, ahora trabajan para él. Todos, sin excepción. Todos esos del PRD...".

Y entonces yo le pregunté: "¿Entonces su hija anda formando movimientos?", a lo que el señor contestó: "Pues son eso, movimientos, como el de los hippies". Al fin llegamos a la puerta de mi trabajo y me deseó buen día, pero sobre todo, feliz fin de semana.

"Ándele, pues, y cuidado con los movimientos", le dije y corrí para disimular mi retraso.