Thursday, May 22, 2008

Lo bueno es que siempre tengo a mi taxista a la mano



El domingo me quedé sin voz, así como lo oyen, así como lo leen, simplemente no podía hablar. Luego me di cuenta que mi afonía iba cediendo para dejar paso a una insportable tos que no solo no me deja dormir a mí, sino a nadie a kilómetros a la redonda. Yo trato de aguantarme pero de verdad que no puedo, ya he estado a punto de reventarme las costillas del esfuerzo por contener la tos, así que he decidido dormir en el cuarto de la tele para que al menos la gente a mi alrededor pueda descansar. Me recosté en el sofá-cama y cerré los ojos, en ese momento pude verme con un mechón blanco en la cabeza y la expresión perpetua de Marga López: "Los deberes de la abnegación, caray".

Sin embargo, no escribo para contarles las lecciones que he aprendido de Sara García. No, claro que no. Escribo para contarles lo que bien podría clasificar como "la última de taxistas". Ayer, con la prisa que tenía por llegar a mi casa, decidí tomar un taxi. Le di las indicaciones y apenas habíamos avanzado un par de cuadras, un camión echó todo su humo lleno de plomo justo en la ventanilla por la cual yo asomaba mi hermosa cara, eso bastó para desatar un episodio de tos bastante desagradable. El taxista, hombre de gran conversación, me dijo: "Uy, a usted le va a pegar una gripa que no vea" y yo, curiosamente amable, le contesté: "No, señor, ya voy de salida". El hombre no me creyó, porque al parecer, tengo colgado un cartel en la frente que dice: "Señor taxista, haga mi vida más divertida, no se le ocurra creerme". El punto es que ignorando cualquier clase de comentario mío en el que, entre otras cosas, aclaraba que ya estaba tomando mis pastillitas y tratando de ser buena persona, me dijo: "Mire, le voy a dar un remedio, pero tiene que prometerme que lo va a seguir". Yo, fiel a mi filosofía de que prometer no empobrece, le dije que estaba bueno, que si ya había probado con Coca Cola a punto de ebullición, cualquier remedio lo iba a llevar a cabo hasta sus últimas consecuencias. Y es que esa es otra, en el DF yo vivía escupiendo los pulmones un día sí y otro también, así que un taxista, para variar, me recomendó poner una taza de Coca Cola en el micro ondas y tomármelo seguido de un "va a ver que bien se va a poner". El caso es que mi regiomontano taxista me recomendó bañarme con agua fría. Yo creo que vio mi cara un tanto confundida, porque se apresuró para aclararme: "Lo que tiene usted no es gripa, ni afonía, ni catarro, ni nada por el estilo, lo que a usted le pasó fue que se le subió el calor". Yo me quedé maravillada con la teoría y continué escuchando al conductor: "Mire, lo que pasa es que usted trae zapatos todo el día, entonces el pie le suda y luego se seca, y todo eso es calor que se va acumulando y se le va subiendo a la cabeza". Yo le iba a contestar que tal vez por eso a cada ratito se me calentaba y me quería andar peleando con la gente, pero no estaba en condiciones de replicar seguí oyendo: "Ahorita que llegue a su casa se quita los zapatos y se pone sus sandalias, va a llegar toda acalorada, así que no se meta a bañar, mejor quítese los zapatos, póngase las sandalias y ande por la casa refrescándose, ya que haya pasado media hora métase a bañar con agua fría". Yo me quedé sin habla, más que nada por la falta de argumentos o de cuestionamientos que hacer, pero él pareció no darse por enterado y continuó: "No se bañe con agua caliente, eh, eso es lo que nos enferma. Las personas de más antes se bañaban con agua fría y estaban macizas, muy fuertes, nosotros ya no, y todo por el agua caliente". Yo iba a responderle que yo era de antes, pero que vivía ahora, pero ya no me dio tiempo. Llegamos a la casa, le pagué y le di las gracias por el consejo. Él contestó: "Ándele, buena suerte y acuérdese, con agua fría, va a ver cómo se le quita la tos".

9 comments:

A. said...

Qué teoría más revolucionaria.... y tan bien argumentada.... esteeeee.... ni qué decir, taxista y médico todo en uno.

MrH said...

...que vaya a bañar con agua fria a su madre!

ah que pelao tan sin embargo...

MrH said...

...no s[e donde andaba que me topé con esto:

Amor, tos y dinero, llevan cencerro.

mejoraos pronto señito

anticlimática said...

Siempre que leo tus historias de taxistas pienso en que un día debería animarme a platicar con uno en lugar de ver por la ventana o leer. :]

Por cierto, este es mi nuevo blog (antes el de la politólogafavorita).

Saludos!

Carmen said...

Una más de taxistas para el respetable, ya que esas suben el rainting. Medio sádico el viejo. Cocacola caliente y agua fría, mmh... ni cuando era pobre me he bañado con agua fría.
Oye, pss, si te sirve, vaporub en las plantas de los pies, cuando te duermas, según esto dicen que se absorbe mejor la sustancia por ahí...
palabra verificadora siqsiri

romanek said...

Tos y agua fría mínimo amaneces con pulmonía - y los honorarios médicos, bien gracias- Supongo que habrás experimentado, así que me llama el morbo para ver si funcionó. Sufro de tos en los inviernos pero los baños de agua caliente no los dejo por nada.

Los taxistas son una fuente de sabiduria urbana inigualable. Ayer uno me ilustró que para los asaltos se agradece que les piquen - y se tomen la molestia de hacerlo- con navaja porque uno se desangra más rápido y muere fácil pero que YA NO LO HAGAN con pica hielo los de la Indepe porque entonces no se desangran fácil y palabras textuales: "Queda uno todo chingao" Siempre es bueno saber.

Hola, yo te saludé en la conferencia, era del equipo "de las cuatro" jaja. Saludos, Cris!

Celeste Laviani said...

Ah, qué caray. Llegué por estos lares por recomendación de la Carmen y aquí ando sin arrepentirme. Qué lectura tan agradable. Y bueno, hay de todo. Yo tengo un cuate taxista que es un excelente abogado.
Y bueno, la cosa es que uno desarrolle sus dones, sus habilidades, pues.
Mira nomás, sin quererlo yo terminé de diseñadora, fotógrafa y humilde percusionista.
Por cierto, mi querida Cris, hay un remedio muy bueno que se rola entre los cantantes del Puerto de Veracruz, donde vivo. Una mezcla de Jengibre, Miel y limón. El jengibre hervido, claro, y así calientito lo licuas con limón y miel, bien sabroso y picosito queda...
Dejo, pues, un abrazo costeño...
¡Un gusto!

Akaotome said...

ah qué caray...
a: así es, piensa oh patria querida que el cielo uuuun médico en cada taxista te dio
mrh:jajajaja mmm, no sé si el amor y el dinero, pero la tos cómo chingados la disimulas!!!
ana farías: me daré una vuelta por el nuevo blog, y ándale pues, anímate a hablar con tu taxista de conveniencia
carmen: siempre me acuerdo de ese remedio, pero siempre me acuerdo cuando ya estoy acostada, jajaja así que nunca compro vicksss
rizoma: claro!!! la calladita perversona, jajajaja, mmm, pues no, hasta la fecha lo único que me ha funcionado es el clásico recurso de darle tiempo al tiempo...
tangómana: definitivamente un remedio que tendré que probar en mi próxima afonía... qué bueno que te gusto este humilde blog

Anonymous said...

Espero que hayas hecho caso de lo que dijo... Muero por sabe el resultado de su teoría y ponerlo en práctica, previo análisis tuyo, claro