Lake Tahoe

Ayer fui a ver Lake Tahoe sola con mi soledad. No sé. Algo me dijo que necesitaba estar sola. Así que caminé dos cuadras al Metro Rail y en menos de lo que canta un gallo estuve en el Musem District de Houston. Me bajé ahí y caminé dos cuadras al Museo de Fine Arts donde están dando un festival de cine latinoamericano. Así de fácil y así de complicada es la vida, pensé. Nada más fue cuestión de decidir tomar el Metro Rail y caminar un par de cuadras.
La película que vi fue Lake Tahoe y trata más o menos de esto:

Trailer

Yo no sé si fue mi estado anímico o es que las películas que tratan de hermanos me conmueven a morir. Yo siempre he sido una cabrona al respecto y a todo hijo único que anda por el mundo añorando un hermano le he dicho que lo añora porque no sabe lo que es tener uno. Tal vez por eso las películas de hermanos me llegan tanto. Y de pronto me puse a pensar en que los hermanos van como en el mismo barco que uno y entienden de ti y de tu vida algo que los demás no. Entienden, por ejemplo, si estuvieras haciendo un album con puros recuerdos de tu papá cuál es el elemento que faltaría.
Ay no sé. Esta es la tercera película de hermanos que me hace llorar. Y no trata en sí sobre hermanos, sino que hay una escena en la cual de pronto yo quisiera dejar escapar una lágrima y me digo: Ay, Criseida, no es para tanto.
Pero después no puedo evitar empezar a recordar aquellas horas de eterna complicidad, de eterna chacota. Aquella voz en medio de la oscuridad: Criseida, estás despierta?, vamos a platicar. Aquel frente común que después desapareció porque así tenía que ser.