Soy así. Cursi. En extremo. Le echo la culpa a Venus pero la realidad es que soy producto de las telenovelas mexicanas y de la religiosidad con la que veía Cine Permanencia Mexicana en el canal 2 todos los domingos. Años me ha llevado el tratar de aparentar que soy gangsta, pero no lo soy. Soy cursi y romanticona. Soy de rituales. Soy de cosas especiales. Soy de "nunca te vayas sin decir te quiero", soy de todos los miércoles maratón de Big Bang Theory, soy de todos los viernes unas chelas en el Jack, soy de todos los jueves la premiere de cine culturoso, soy de todos los domingos cine en la tardecita con una tina de palomitas, dos refrescos grandes y un par de huercos latosos.
Soy metódica. Soy mi padre que llega media hora antes de una cita. Soy mi padre que te espera afuera de casa, de pie, aunque sea por horas y con frío porque estar de pie por horas y con frío en la espera es lo único que puedo controlar. Soy rutinas. Soy el baño matutino, la crema, secarme bajo o frente el abanico y la plática (o chat en su defecto) a medio vestir.
Soy el mismo y el diferente camino.
Soy certidumbres.
Soy la fidelidad de esperar todos los días sentada en la banca afuera del Cullen Performance Hall.
Soy el trenecito.
Pero también soy José Alfredo Jiménez que quiere soltar ciertas riendas. También soy José Alfredo Jiménez que se la acabó la fuerza de su mano izquierda. Y soy esa violencia que arranca hojas de cuadernos y rompe con la mano en la cintura esas páginas donde te estaba dibujando. También soy esa violencia que te avienta una pluma en el café y acaba con tus revistas de Scrapbook en un acto vengativo, con la intención de que te duela.
Y también soy simbólica. También desando los caminos. También doy media vuelta y me esfumo y me olvido de mis cursilerías y mis ritos y mis rutinas y mis afectos. También me agarro dándole de patadas al pesebre. Y encuentro cierto placer al inventar y destruir mis vínculos, esos que sólo yo me imaginé. Esas cosas especiales que yo sólo vi, que yo sola me inventé. Y vuelvo como perito en escena de crimen al principio y con sumo cuidado dibujo con un gis la silueta del cadáver y reconstruyo y recreo y junto evidencias...
Tal vez por eso ayer, frente a un menú, en un restaurante de Montrose, decidí pedir una pizza Margarita y una Red Stripe y escribirte una carta y atarla a un globo y luego salir a la calle y darles libertad. Romper este diálogo que he tenido todo este tiempo conmigo misma. Todo este tiempo un diálago conmigo misma. Un diálogo que he tenido solo yo. He estado mucho tiempo viviendo en mi mente como un holligan que usa alucinógenos. Todo ha sucedido ahí. Todo se configuró ahí y un día a las tres de la mañana, al poner la llave en la cerradura, un montón de cuerpos caen sobre el piso y no recuerdo cómo es que han llegado hasta ahí y canto con Eminem I guess I musta killed em (killed em).
Y mi corazón prosopopeya también canta: Blood all over me, dead bodies behind the counter, shit, guess I must have just blacked out again... Not again!
En fin. Soy así. Cursi. Romanticona. Metódica. Y a la lista se agrega delusional. Sí, todo este tiempo yo me he estado imaginando cosas. Son cosas que solo yo he visto... y ya no quiero ver.
2 comments:
Cris preciosa:
No te aflijes ni te aflojes ni te des a las congojas, tú no aflojes el tamal aunque te jalen las hojas.
Me gusta esa que eres y la manera tan especial para expresarlo aquí.
hey carmen!!! ya te extrañaba, hace mucho no leía tus comentarios por este tu blog... muchas gracias y muchos saludos!
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