Sigues dormido y yo sin pensar. No te dejo ir. No te dejamos ir. Todos los días te leen recaditos amorosos. Yo no es que no piense en ti, es que no sé qué pensar. Tal vez ésta es otra de esas historias donde no hubo tiempo de decir adiós. Estás dormido. No quiero escribirte recaditos amorosos, no. No quiero escribirlos ni quiero que te los lean. No quiero pensar. Pienso que si no pienso no está sucediendo. Cierro los ojos y me da miedo abrirlos tan solo para darme cuenta que sí, sí está sucediendo.
Wednesday, May 25, 2011
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