El día de ayer mientras hacía fila en el súper para pagar dos paquetes de pañales, me puse a leer en una revista que nadie en este mundo puede lamerse el propio codo. No intenté hacerlo en público porque a mí esas cosas me avergüenzan, pero en cuanto subimos al coche, discretamente y sin que Ana lo notara acerqué mi lengua al codo. No persistí en mi intento porque hacía frío y mejor crucé los brazos para entrar en calor.
Todo el día de hoy, mientras manejaba para hacer mis entregas o mientras Ana conducía por las calles de San Pedro, yo seguía pensando en la manera de lamer mi codo. Mi actividad cerebral puede resumirse así:
Mientras uno que otro murmullo registraba mi mente, mientras que algo a lo lejos me hablaba para preguntar algo, yo no salía de mi espasmo. Ah cómo chingados no se va a poder lamer el codo con la lengua. Tiene que poderse.
Creo firmemente que necesito conseguir algo en qué ocupar mi mente. El estado actual de las cosas no me está llevando por buen camino.
Monday, February 12, 2007
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