vino blanco noche y viejas canciones
y se reía de mí, dulce embustera, la maldita primavera
Mi canción favorita en la niñez era la Maldita Primavera. Me parecía una versión más realista de la entrada de la primavera y no esos desfiles con mariposas y elefantes y jirafas y ranas y globos y serpentinas que tanto gustan a los maestros del kinder.
Para mí, la entrada de la primavera siempre significó salir del recuento nostálgico del invierno. Pasar del inventario antiguo de amores y experiencias eróticas a uno nuevo, a aquél que resulta obligado con el retoño de los azahares, con el instinto de andar como burro en primavera.
La experiencia nos indica que siempre pasa ligera y resulta un cúmulo de ires y venires, de sueños idos, de pensamientos, de instintos, en fin, un no rompido sueño, un día puro, alegre, libre quiero.
Y no importa nada, y no importa si para enamorarme pasa una hora. No importa si los besos no pasan de un beso, si todo es un te quiero, no te quiero y aunque no quieras sin quererlo piensa en mí. Y eso es, la Maldita Primavera me pasa ligera y volverá a mí y qué sueño si y me maldice solo a mí.
5 comments:
Hey, ya no me acordaba que te gustaba esa canción!! Para mí, a diferencia de ti, los veranos eran los nostálgicos (por aburridos y calurosos). La ventaja de los veranos, en comparación con la primavera, es que a nadie se le ocurre hacer desfiles, y ni tiene canción...
mi regalo primaveral:
http://youtube.com/watch?v=0WNrxnDAeaw
A ver, Crix, explícame eso de "en la niñez... experiencias eróticas". Nonononono, este no es el blog de Adrián.
La vida, desde que uno nace, es una experiencia erótica, ¿o no?
Pinche primavera, me pone blue.
Post a Comment