Yo, oficialmente, no tuve una infancia feliz. Pero en el arcón de los recuerdos, puedo encontrar que me la pasé bien:
a) Cuando ponía a mis primos a hacer estupideces...
b) Cuando jugaba a "que se rompa la botella"
c) Cuando mi papá no estaba en casa
d) Cuando yo no estaba en casa
e) Cuando estaba en casa sola (con hermanos o sin ellos)
Y he aquí una lluvia de ideas, un racimo de instantes incrustados y fosilizados en mi corazón:
Cuando, después de casi morir ahogada, Wait me enseñó que más o menos sí sé nadar. Eloy, Miguel, Ceci, Nadia, Giannina y yo cantando amanece el alma (vuelve otra vez, aparece), atardece en ti (desapareces, te vas y vuelves). La fiesta de cumpleaños de Ada y Deny; fue como un hito en mi vida. Griselda, Ernesto y yo viajando a Juárez casi cada fin de semana. El viaje de regreso a Monterrey con Antonio M; recorrer Chihuahua, Coahuila. La primera vez que manejé en carretera: primero en el vochito, luego en el Tsuru que nos prestó el primo de Ana. Haberme escapado, sin permiso, a México, tan solo para estar con Ana y asistir a un convivio donde, chistosamente, comimos cabrito. La playa, el rencuentro con el mar y la arena, de la mano de Ana y con Diogo y Tiago ya en camino. El viaje con Ernesto por toda la interestatal 10; el Greyhound, la frontera cerrada, la central de autobuses de Piedras Negras. Y el viaje con Lucía, Lisa y Porlán a Tucson, primero, y a Phoenix, después. La Barrón, cómo no. Como bien escribí hace un poco: No hay recuerdo del Tec, de Letras, que traiga a la memoria y no salga este personaje a relucir. Jack n Ray jueves a las cuatro de la tarde, Nueva Luna, los viernes. Y aquel concierto de Celia Cruz donde por cierto, cantó cinco veces la vida es un carnaval. Los días en que Miriam y yo, después de Apoyo, nos íbamos a Magic Place a jugar hockey. El torneo de Ping Pong; ¡qué zurda, señores! Y la excursión a Montemorelos con Hernando y Marú. Y la sesión de fotos en Bosque Mágico con David y La Corral. Encontrarme con Olivia y Daniela en el periódico. Jugar incansablemente a las cartas y al Monopoly con Marlene y Genny durante casi tres meses. Y el cine, aquellos días en que Ana y yo, hasta tres veces por semana, andábamos cazando funciones de lo que fuera, hasta de películas rusas. Cuántas veces nos anocheció en La Pirámide y el Atrico. Cuántas citas en el Café Paraíso de las que SIEMPRE, en todas ocasiones, me arrepentí (por la música en vivo). Mi conato de independencia, cuando le avisé a mi madre que yo, nunca, en mi sano juicio, volvería a usar el transporte escolar: tercero de secundaria; ruta 206. El Mundial Estados Unidos 1994. Tony. Javier. El Compatriota. Gaburto. Lourdes. Mayté. Saramaría. David Chapa. Salir a caminar para pensar. Más bien, irme caminando para ir pensando. Mi clase de fotografía. Ir a la Cineteca con Alejandrito. Mi fiesta de cumpleaños (en la que Requena cogió en el escritorio de mi papá). Vivir en el DF. Haberme bajado en Querétaro, sola, nomás porque me habían dicho que estaba bonito. El viaje a Chiapas con Vili, Andrés y Ana. Que un político proviniciano me propusiera ser su amante. Robarme unos chiles jalapeños del Súper 7. Las batallas en el desierto. Las inumerables borracheras con Adrián. Juego de palabras. Irme para siempre... y volver. Estar en los cuneros con mis hijos. Consolar a Santiago cuando era un pequeñito de cinco días. El aire en la cara. El agua de la alberca. Los parquecitos de San Nicolás. Nuevas rutas todos los días.
Y no sé... tal vez alguno que otro recuerdo. Tal vez mi memoria falle.
6 comments:
Muchas veces, con sólo recordar lo bueno... nos cambia el semblante. Me encanta leerte.
una siempre corre el riesgo de ser injusta en sus recuerdos...
Es bonito saber que aparezco entre esos recuerdos que te hacen feliz. Bien sabes que aquel semestre en Las Cruces fue mágico para todos. Siempre lo extraño, te echo mucho de menos. Fuimos muy felices en aquel lugar tan modesto.
Un abrazo y un beso donde estés y MUCHAS GRACIAS.
¿Sabes yo de que me acuerdo? De nuestras caminatas al "depa", del wey ese que me quiso ligar y me ofreció una cerveza en aquella casa de hippies camino del hotel, de la noche que chillé por ya-sabes-quién... pero siempre siempre de tú y de mí caminando...
Ay pochita fronteriza, cuántos recuerdos, el programa de radio, la Barrón, ud. y yo lléndonos sin pagar de Doña Tota y claro, le faltó su legendario seminario con Inés sobre Los perros del paraíso: "Isabel es y será la voz de América". jajajajajaja
Se la mamó
Y bueno, tantas otras cosas....
De hecho, uno de los mejores CDs en mi vida ud. me lo regaló en la Navidad de 1999: "Milk and Kisses", de Cocteau Twins. No mame, ya casi pasaron diez años :/
Cris, hay algo en ti que siempre me sorprende, neta. Al igual que Ernie me siento privilegiada de aparecer en tus recuerdos, creo que es un bonito lugar para estar.
¿Y de que se compone la vida sino de estos pequeños recuerdos? De la bendita locura que nos hace sentir correr la sangre por las venas.
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