The smartest shit I did...

Fue escribir esa carta, atarla a un globo y dejarla ir...
Porque después de eso siento que le di un desatorón a toda esta energía carbonatada, gasificada, asoleada, agitada a punto de estallar cual Coca Cola pegostiosa encima de quien estuviera cerca.
Oh sí, y a partir de ahí, no sé, cosas extrañas pasan en la fuerza como:
1. Ser seleccionada para aparecer en una antología de escritores de Nuevo León. Tal vez con eso me calle la boca para siempre y deje de decir que "nadie es profeta en su tierra"... pero sólo tal vez.
2. Recuperé el cuento de la secre y la hummer y tal vez vaya a tener un release en internet... ya contaré más detalles.
3. Recibí visita. Una visita que nunca imaginé tan deliciosa.
4. Canté Sergio el Bailador en Chances. Sí, señores. Y además de todo bailé con un grupo de gringos completamente desconocidos. Tal vez con eso me calle la boca para siempre y deje de decir que "yo no bailo, y menos con gringos, y menos con gringos extraños"... pero sólo tal vez.
5. Luego sucedieron cosas que no voy a contar, pero que fueron muy divertidas.
6. Y luego, sí señores, putiza, digo goliza de México. Tuve un rencuentro con el fútbol como catalizador de energía. El hecho de que México metiera cinco goles me dio la oportunidad de gritar todo lo que tenía que gritar.

7. Conocí un auténtico lugar de mala muerte en Houston. (Con lo que a mí me encanta conocer lo sórdido).

Y después de todo eso, hoy, muy tranquila, muy contenta, cuando llegué al trabajo, decidí pasar por algo para el lunch y cuando la cajera me iba a cobrar me dice: Heeeey, te vi en la tele, en Univisión. Y yo: En el juego de México? y ella: sí eras tú! yo dije "yo la conozco". Fingí pena, me dijo que estaba bien. Y me fui a la oficina donde estoy de paso con una extraña sensación de estar pasando por una buena racha de buena suerte.
Ahora que lo pienso, ¿por qué no lo hice antes?