Monday, September 06, 2010

Privacy settings

Hace no mucho, una mujer que me gustaba, cuando le pregunté si también salía con mujeres me dijo que prefería mantener su vida privada al margen. Cabe destacar que me lo dijo después de estarme contando un romance con un político mexicoamericano cuya anécdota, supongo, no pertenece a su vida privada. Todo mundo sabía que ella sostenía (o sostiene) una relación amor odio con la que nominalmente nombra "su mejor amiga", "su familia" o "su hermana". Y si esto es verdad o mentira nunca lo sabremos porque eso, aparentemente sí forma parte de su vida privada, así que nunca lo aclarará.
Cómo se desenvolvió y cómo a final de cuentas se disolvió mi relación con esa mujer, es lo de menos en esta historia. Resulta que hace no poco tiempo, contando esta misma historia, trabé comunicación con otra mujer con la que al menos tengo la certidumbre de que sí sale con mujeres, le encantan las Virgo, le fascinan las Géminis y por alguna extraña razón siente odio jarocho hacia las Tauro, con lo cual me deja muy claro que sí sale con mujeres pero con mujeres que no se parezcan a mí. Ahora bien, aclaro, que yo no estoy buscando salir con mujer alguna, sino que me parece muy intrigante el modo en el cual se desenvuelven las relaciones humanas y la imperante necesidad de mantener cierta privacidad.
A ella le pregunté que cómo había conocido a su actual pareja y ella, luego de decirme que tenía mamitis, que vivía en cierta ciudad, que tenía tal cantidad de años, juzgó apropiado poner fin a mis intromisiones cuando le pregunté una historia muy sencilla: "cómo conociste a tu novia". A ver, vamos a ver, entiendo a la perfección el punto de que uno quiera guardarse sus historias y que uno quiera preservarse y no contar si le gusta que le den por detrás o de qué lado le cuelga qué cosa a quién, pero no entiendo el punto de una conversación para irse conociendo cuando se frena de súbito y repentinamente por un "prefiero dejar mi vida privada al margen" como si todo lo previo fuera parte de un espacio público que no me hubiera contado porque "ya todo mundo lo sabe".
Yo misma no cuento toda mi vida. A mí me encanta que me platiquen y hablar pendejadas antes de entrar en el terreno de la intimidad. Yo misma no cuento los vericuetos más íntimos de mi ser, pero creo que yo no abro la puerta a que me pregunten cosas que no quiero.
Volvamos al caso A, de la mujer que me gustaba. Yo salí con ella porque ella juzgó conveniente llevarme a un antro gay porque quería que YO lo conociera. Como no somos de piedra y no somos de palo, de algo teníamos que platicar. Yo no le pregunté "oye, ¿tienes alguna historia de algún novio mexicoamericano con el cual sostuviste relaciones que me quieras contar?", no, simplemente en la plática ella quiso contar la anécdota, la cual atendí con la atención que me merecía y la cual me desconcertó por esas rarezas de la comunicación no verbal, por lo cual consideré prudente aclarar si salía o no con mujeres. Entonces, en lugar de responder con un simple "sí" o "no", se complicó la existencia poniendo una línea que de cualquier manera no me iba a detener si hubiera querido o no llevar las cosas más lejos. Me dice "prefiero no hablar de mi vida privada" y yo puedo interpretar eso de mil maneras, puedo imaginarme mil cosas y puedo ofenderme, porque si sintió que yo iba sobres con ella, si sintió que ya me estaba contando demasiado de ella, si sintió que yo era muy metiche, eso no tiene nada que ver con la vida privada, porque la vida privada, paradójicamente, nunca es un tema de conversación. De eso yo no hablo, de eso nadie habla. No sé si me explico. De eso no hay necesidad de hablar porque nunca surge el momento. Con mis jefes nunca hablo de mi vida privada porque NUNCA salgo a antros gays y NUNCA me cuentan de sus novios mexicoamericanos.
Ahora bien, esto me hizo pensar muchas cosas. Primero que nada, la privacidad es un invento. Un invento necesario, tal vez, pero igual de artificial que bañarse con shampoo. No estoy diciendo que todos deberíamos compartir nuestras historias. Lo que estoy tratando de decir es que en realidad, el hecho de reservarse una respuesta con el argumento de "yo no hablo de mi vida personal", funciona a la perfección cuando eres el maestro de un niño de prepa o de secundaria, pero cuando estás con un desconocido me inclino a pensar que estás hablando con este desconocido y le estás preguntando cosas con el único y exclusivo fin de dejar de serlo, con lo cual es una reverenda idiotez salir con la mamada de la vida personal.
Ahora bien, siempre he pensado que si algo es muy privado no lo pones en un foro de discusión, es más, ni siquiera lo traes a espacios tan públicos como el internet, ni tampoco lo sacas como tema de sobremesa en un antro porque no tienes otra cosa de qué hablar.
No sé si es una cuestión cultural. No sé si en Chile o en Puerto Rico se entienda la privacidad diferente que en México, pero para mí son mamadas sacar la privacidad a tema cuando te la pasas, curiosamente, hablando de ese tema. ¿Por qué le pregunté a la mujer que me gustaba si salía con mujeres? Porque me llevó a un antro gay y me contó que salió con un político mexicoamericano con el cual no funcionaron las cosas. ¿Por qué te pregunté cómo habías conocido a tu novia? Pues, corazón, porque te la pasas hablando de ella y cómo ella te ha hecho crecer y te ha hecho madurar y es la mejor relación en el mundo que puedas tener.
De lo demás, de lo demás no te pregunto.

2 comments:

Anonymous said...

y lo más interesante es que la gente quiere mantener un sórdido (para ellos) secreto o la idea de forjar intimidades sólo con personas selectas (tú sí, tú no); pero el "culpable" es quien hace la pregunta, ¿no?
la del antro es una mamona; la de "cómo conociste a tu novia" puede ser que tenga historia traumática que no quiere recordar.

Akaotome said...

yo seguiré insistiendo que el hecho que tú no hables de algo no quiere decir que la gente no esté hablando ya...