Monterrey coqueto

Cuando recién empezó a salir en las noticias el asunto de las ejecuciones, allá por el 2006, algo dentro de mí dijo que esta crisis tendría que combatirse con otras armas. Ya estaba yo muy familiarizada con el término "violencia genera violencia" y nunca pensé que sacar al Ejército a pelear a las calles fuera una opción adecuada.

Las cosas en Monterrey se han ido poniendo de mal en peor. Y de un tiempo a la fecha me ha dado por pensar que saldremos del atolladero con amor. Algo muy al estilo de ALL YOU NEED IS LOVE

Pero después Mariaurora Mota en una de las incontables veces que me ha dado ride en su carro, me dijo que no, que no con amor sino con cultura de legalidad. Curiosamente esa vez la paró un tránsito y ella no discutió, simplemente aceptó la infracción porque no se había percatado de que estábamos en Zona Escolar. Con el suceso del Casino Royale volvió a insistir en que teníamos que empezar a trabajar en eso y tiene razón. En una de esas tertulias en las que he coincidido con Denise Alamillo me habló de un documental sobre Antanas Mockus, un alcalde de Bogotá poco convencional. Acabo de terminar de verlo y quedé inspirada. No tanto por si funcionó o no en Bogotá o por si funcionaría o no en Monterrey sino porque une dos ideas que ciertos sectores de Monterrey ya está gestando: Cultura de la legalidad + Amor. 

Viendo este documental me di cuenta de una cosa: Lo que en realidad muchos de nosotros quiere expresar es que nadie nos ha enseñado a ser ciudadanos. No se nos ha ocurrido que el hecho de tirar basura, pararse en la línea peatonal, obstruir calles y avenidas, dar mordidas, etc., es parte fundamental de esto que nos está pasando. Somos muchos, muchísimos los que no estamos involucrados en esto y de lo que se trata es de que cada vez sean menos. En Bogatá ocurrió algo que me gusta para Monterrey:

1. Mimos que se paren en los cruceros a enseñar dónde debe hacerse el alto y dónde se debe cruzar.

2. Escuelas de calidad y bibliotecas en los barrios más pobres.

3. Expropiación de un club campestre para convertirlo en un parque público.

4. Educación a la gente de lo que es un espacio público.

A mí me llama mucho la atención que el alcalde de Bogotá le haya quitado a la clase rica y empresarial un campestre que les pertenecía desde hacía más de 100 años con el fin de hacer áreas recreativas para todos. Me llama la atención porque en Monterrey lo que sucede es lo opuesto: La clase rica y empresarial nos quita a todos un espacio que nos pertenece desde hace muchísimo tiempo para hacer sus áreas recreativas lucrativas.  Los regios no sabemos ser ciudadanos! No tenemos idea de que los espacios públicos nos pertenecen y no tenemos idea de tantas cosas más. Nos merecemos un lugar digno para vivir. Nos merecemos un lugar armónico. Yo sí creo que la educación y el arte son fundamentales en estos años. Poner a Monterrey coqueto, primero... que la inversión de capitales extranjeros como quiera, ante la situación que estamos viviendo, vendrá después.