¿Por qué a mí?

No sé que día tomé el Ruta 1 bajo el único criterio de que es el único pinche camión en Monterrey con clima. Y lo tomé porque iba a casa de un amigo y no quería tomar taxi y se me hizo buena idea llegar hasta San Nicolás muy fresca, no solo de mente, sino del cuerpo. Pero, resulta como siempre, que yo tengo una especie de imán para el chahuiztle, o sea, tengo una pinche suerte para atraer cosas extrañas.
Me senté muy propia en el asiento de mero adelante, y como a los diez minutos de cavilaciones, la ñora que venía detrás de mí decidió platicar con su marido. Era una pareja como de unos cincuenta y tantos años, quizás más a juzgar por sus necedades.
Al principio me cayeron bien, porque dijo el marido cuando pasamos por el REY DEL CABRITO, dijo algo así como "qué caro está el pinche cabrito", y la ñora le preguntó: "cuánto cuesta" y él le respondió: "no sé, pero está bien caro". A partir de ahí empezó un largo largo suplicio, porque la ñora no paró de hablar, y no digo que la gente en el camión no deba hablar, sino que ir diciendo en voz alta cada uno de los nombres de las tiendas que pasamos y de los letreros en mi tierra no califica de plática. Empezó con Liverpool, siguió con Interplaza, la Sultana, Banamex, así hasta el pinche HEB de Universidad.
Y vaya, eso también podría tolerarlo, de no ser porque cuando no leía un letrero CANTABA....
La idea de la señora era cantar la siguiente canción:

De no ser porque no se la sabía y me fue martirizando con la siguiente letras: RE LAM PA GO, es un RELAMPAGO...
La quise matar.