Después de una larga travesía, decidí visitar el que sería mi futuro lugar de trabajo. Solo tenía dos datos: el nombre del edificio y lo que me acordaba de cómo llegar a él debido a que lo había visto por fuera la vez que vine de visita. Ya me lo habían advertido que ese edificio era engañoso y que tenía entradas independientes. Yo, aún sabiendo eso, decidí entrar por una y por otra y empecé a dar vueltas a lo baboso en los pasillos. Tomé el elevador, casi me meto a la oficina del rector y yo en realidad me sentía un poco Mr. Bean, porque no hablaba nada y ante cualquier mirada curiosa y extrañada solo atinaba en sonreír así como que muy a la fuerza.
En una de esa fui a dar a un teatro. Sí, dentro del edificio hay un teatro. Y como vi que estaban las entradas para el Balcony y la Orchestra huí graciosamente del lugar. Yo creo que volví a darle la vuelta entera al edificio y entre muy decidida a una oficina para preguntar dónde estaba el lugar que yo buscaba y me explican y sigo las indicaciones y vuelvo a llegar al chingado teatro. Y yo, terca, diciendo que a quién se le ocurría eso de tener un teatro en la rectoría y pues subí al segundo piso y decía Theatre Staff y me austé y bajé corriendo y una mujer me preguntó que qué hacía yo ahí y le dije que estaba buscando mi futuro lugar de trabajo y me dice: Is in this building in the second floor. Yo en ese momento JURO que me sentí en Howgarts o en Being John Malcovich o una mamada por el estilo, porque yo lo único que se veía era el teatro y una oficinita. Dije: de seguro te sientas en una butaca, dices fuerte a dónde quieres ir y en medio de nieve ficticia te transportan por un túnel donde enanitos o oompa loompas te miran feo.
Pero resultó que al lado de las escaleras, por el otro lado del que había subido al principio había una puerta y la abrías y ahí estaban las oficinas.
3 comments:
!Juar, juar! Te pasó igual que en una escena de la película de Spinal tap, no sé si la viste. El grupo sale de su camerino, bien prendidos porque iban a tocar. Pero encuentran la salida bloqueada. Un empleado de mantenimiento les dice cómo salir, pero dan vueltas y vueltas y vueltas y siempre regresaban al mismo lugar. :P
Me acordé de mi misma cada vez que llegó a un lugar... ¡Buena suerte y muchos triunfos!
Antes dí que no vas a una escuela de mimos.
Hace dos semanas fui a un curso, que se daba en el estudio de un famoso marionetista. Yo creí que iba a estar de lo más chic, y que finalmente íbamos a salir de pobres; es decir, a salir de los arrabales de Belleville donde normalmente son las clases.
Resultó que el estudio del marionetista famoso está en la trastienda de una maquila de ropa, y para más injuria la calefacción no funciona.
La primera vez que fui a la escuela de mimos acabé en el departamento de una inmigrante ilegal vietnamita porque en esa calle hay tres edificios con el mismo número (síndrome del andén nueve y medio)
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