Ahora que según mi promesa no me puedo quejar, me ha dado por pensar en cosas positivas. Y por casualidades de la vida, resulta que he encontrado en los culales de la vida, en el viejo arcón de los recuerdos otro momento de esos genuinos y sinceros que agradecerle a mis padres. O bueno, un momento genunio y auténtico que agradecerle a mi padre.
El día de ayer, Viernes Santo, en el cual estaba yo más que empeñada en hacer la visita de los siete templos de perdición resultó que, bueno, resultó que yo quería ir a jotear y resultó que N.A.D.I.E por una u otra razón accedió a mis macabros planes. Evidentemente, y por azares del destino, yo contaba con una guía muy simpática sobre los posibles templos que podría visitar en aquel viernes maravilloso pero cuando una se levanta con el pie zurdo, pues no hay vuelta de hoja. De tal manera que yo, sumida en una profunda cavilación, recordé y de verdad, juro que no sé por qué cavilé, en que de pronto mi padre había hecho cosas que en el futuro representarían un consuelo. Y una de esas fue cuando a los doce años me llevó a un concierto de Sergio Arau. Ok. No me llevó solo a mí, sino que a mi madre y a mis hermanos (sí, sí tengo hermanos y sí, sí tengo madre...).
El concierto fue en el teatro Sara García que está en el centro de Guadalupe y mi papá había mandado traer por sugerencia de yo no sé que sarta de rUckeros trasnochados a Sergio Arau, que de pronto me sonaba el nombre porque su hermano salía en Cachún Cachún Ra Ra. Yo no sabía ni puta idea de lo que era el rock y sobre todo no tenía idea de lo que era el guacarrock y claro, yo tenía como doce años o trece o catorce y de pronto me encontraba por primera vez en un concierto de guacarrock y con aquél tipo que cantaba y decía maldiciones y le echaba al PRI y mi papá nada más se sonreía.
Y recuerdo perfectamente que la gente estaba súper prendida y que Sergio Arau transpiraba energía en el escenario y que cantó muchas canciones pero solo tres marcaron mi vida: 1) Viajo sin brújula, 2) Pinche Malinche y 3) Cuando me dices que no.
Y después de este concierto resultó que me enamoré por primera vez y no fui correspondida, al menos no de la manera en que yo quería y yo no entendía, yo quería ejercer y entregarme al amor y quería que el que era el amor de mi vida en este momento me dijera que me quería, que quería estar conmigo, que me quería llevar a pasear a Galerías Monterrey y después me iba a coger apasionadamente en su casa, pero a cada plan que yo le proponía (y vaya que cuando me interesa alguna persona puedo llegar a ser muy insistente) el amor de mi vida me decía que NO y NO y NO y yo me desesperaba y hasta llegué a patearle la puerta y aventarle una pluma en el café y mil de tonteras más que me perdonó yo no sé por qué razón.
Pero el punto es que, y lo recuerdo muy bien, un día lluvioso en prepa, a dos metros del amor de mi vida y a punto de cometer un nuevo acto de acoso sexual se me vino a la mente esta canción de Sergio Arau. Y la canté con mucho sentimiento, con mucho ahínco. Se la canté a Ana porque alguien tenía que oírla y mientras tanto yo actuaba como actuó Sergio Arau en aquel concierto y entonces me tiré en el piso como si tuviera una convulsión y gritaba NO, NO, NO, NO!!!!! Y de verdad quería desarmarlo, descuartizarlo, despedazarlo.... para que sintiera lo que yo cuando me decía que NO! Pero me volvió a decir que no... y yo le decía pero "cómo quieres que conozca el camino si es la primera vez que lo recorro", pero según su humor o paciencia me mandaba a la chingada o se sonreía como diciendo "pero qué sonsera estás diciendo ahora".
Y ayer, ese día, este viernes, en este momento, de pronto me vuelvo a sentir como de 14 años, de pronto me vuelvo a sentir que "mi deporte es darle vueltas a la vida" y que estoy con mi padre, con mi madre, con mis hermanos, en aquella butaca del teatro Sara García sufriendo de oquis y por anticipado queriendo echarte limón en las heridas y darte uno que otro electroshock... un poco de sal tal vez en cada llaga...
Y entonces pienso, entonces recuerdo, qué bueno que mi padre me llevó a ese concierto y yo escuché a Sergio Arau porque entonces pese a que amor, quisiera robarte el corazón, por mí hacerte enloquecer, arrancar con ardor cada parte de tu ser, pese a que no, no te desarmo y no, no te descuartizo, y no, no te despedazo y no, no sientes lo que yo cuando me dices que no, pese a todo eso pienso que si mi padre no me hubiera llevado a aquel concierto no tendría yo ningún genuino y feliz recuerdo... y no, no tendría ningún consuelo.
El día de ayer, Viernes Santo, en el cual estaba yo más que empeñada en hacer la visita de los siete templos de perdición resultó que, bueno, resultó que yo quería ir a jotear y resultó que N.A.D.I.E por una u otra razón accedió a mis macabros planes. Evidentemente, y por azares del destino, yo contaba con una guía muy simpática sobre los posibles templos que podría visitar en aquel viernes maravilloso pero cuando una se levanta con el pie zurdo, pues no hay vuelta de hoja. De tal manera que yo, sumida en una profunda cavilación, recordé y de verdad, juro que no sé por qué cavilé, en que de pronto mi padre había hecho cosas que en el futuro representarían un consuelo. Y una de esas fue cuando a los doce años me llevó a un concierto de Sergio Arau. Ok. No me llevó solo a mí, sino que a mi madre y a mis hermanos (sí, sí tengo hermanos y sí, sí tengo madre...).
El concierto fue en el teatro Sara García que está en el centro de Guadalupe y mi papá había mandado traer por sugerencia de yo no sé que sarta de rUckeros trasnochados a Sergio Arau, que de pronto me sonaba el nombre porque su hermano salía en Cachún Cachún Ra Ra. Yo no sabía ni puta idea de lo que era el rock y sobre todo no tenía idea de lo que era el guacarrock y claro, yo tenía como doce años o trece o catorce y de pronto me encontraba por primera vez en un concierto de guacarrock y con aquél tipo que cantaba y decía maldiciones y le echaba al PRI y mi papá nada más se sonreía.
Y recuerdo perfectamente que la gente estaba súper prendida y que Sergio Arau transpiraba energía en el escenario y que cantó muchas canciones pero solo tres marcaron mi vida: 1) Viajo sin brújula, 2) Pinche Malinche y 3) Cuando me dices que no.
Pero el punto es que, y lo recuerdo muy bien, un día lluvioso en prepa, a dos metros del amor de mi vida y a punto de cometer un nuevo acto de acoso sexual se me vino a la mente esta canción de Sergio Arau. Y la canté con mucho sentimiento, con mucho ahínco. Se la canté a Ana porque alguien tenía que oírla y mientras tanto yo actuaba como actuó Sergio Arau en aquel concierto y entonces me tiré en el piso como si tuviera una convulsión y gritaba NO, NO, NO, NO!!!!! Y de verdad quería desarmarlo, descuartizarlo, despedazarlo.... para que sintiera lo que yo cuando me decía que NO! Pero me volvió a decir que no... y yo le decía pero "cómo quieres que conozca el camino si es la primera vez que lo recorro", pero según su humor o paciencia me mandaba a la chingada o se sonreía como diciendo "pero qué sonsera estás diciendo ahora".
Y ayer, ese día, este viernes, en este momento, de pronto me vuelvo a sentir como de 14 años, de pronto me vuelvo a sentir que "mi deporte es darle vueltas a la vida" y que estoy con mi padre, con mi madre, con mis hermanos, en aquella butaca del teatro Sara García sufriendo de oquis y por anticipado queriendo echarte limón en las heridas y darte uno que otro electroshock... un poco de sal tal vez en cada llaga...
Y entonces pienso, entonces recuerdo, qué bueno que mi padre me llevó a ese concierto y yo escuché a Sergio Arau porque entonces pese a que amor, quisiera robarte el corazón, por mí hacerte enloquecer, arrancar con ardor cada parte de tu ser, pese a que no, no te desarmo y no, no te descuartizo, y no, no te despedazo y no, no sientes lo que yo cuando me dices que no, pese a todo eso pienso que si mi padre no me hubiera llevado a aquel concierto no tendría yo ningún genuino y feliz recuerdo... y no, no tendría ningún consuelo.
3 comments:
Felices Pascuas Crix, un abrazo... y un brindis por cada recuerdo agridulce de esta vida
¡Esa queja sí se ve!
¡Esa queja sí se ve!
¡Esa queja sí se ve!
Esto va por el post de abajo y por que sería de la vida sin las quejas, me cae que sí.
Tú siguele m´hija yo te doy mi bendición.
Tenkiu MrH!!!
Carmen, pues yo creo que esto de quejarme está en mi naturaleza así que la solución será que no me lean en un mes, jajajaja
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