No soy a morning person. Nunca lo he sido. De chiquita me daba una hueva enorme levantarme a las 7 de la mañana para ver cómo los niños perdían sus regalos por irse a la Catafixia. En mi adolescencia fue peor. Me quedaba leyendo hasta las mil de la noche, sobre todo en las vacaciones de invierno, y siempre me levantaba pasando la una de la tarde. Vivía, auténticamente, de noche. Después vinieron los tiempos de estudiar la carrera y por fin fui feliz porque mi primera clase era a las 10:30, hora en la cual mi cerebro empieza a carburar. Ya para las 4 o 6 de la tarde, hora en que solían programar los seminarios de literatura, mi cerebro estaba completamente despierto (algunas de las ocasiones) o completamente borracho (el resto de las veces, cuando iba a comer al Jack y no me podía resistir al 2x1). La clase que más lo resintió fue Literatura española del 98 a la posguerra. Yo creo que de ahí que salí tan mala para peninsular. Lo único que logro recordar es que leí el Jarama y fui la única descerebrada que hasta pensó en hacer una serie de televisión tipo Hallmark con la trama.
Luego vinieron los tiempos de Nuevo México. El coordinador de TA terminó programando mis clases a mediodía porque en la mañana no daba una. Así fue mi vida durante los primeros 25 años de mi vida. Hasta que de pronto mis hábitos cambiaron. Y heme aquí que ahora me levanto a las 5:30 de la mañana. Lo curioso es que no soy a morning person. Estoy como cascarrabias, con un mal humor hasta el tuétano, hasta que poco a poco mi cerebro se empieza a acostumbrar a la vigilia (no hay otra manera de definir una actividad a las 5:30). A veces tomo una siesta de 7 a 8 am. A veces de 11 a 12. A veces me duermo a las 8:00 de la noche. Pero el caso es que mi cerebro tiende a ser productivo a la hora en que hay más calor, es decir, a partir de las 12 del mediodía hasta las 6 de la tarde. Curioso, ¿no?
Soy famosa, también, por aburrirme en las fiestas y quedarme dormida.Y soy famosa también por dormirme en el cine o cuando voy a casa de alguien para ver una película o un capítulo de mis series favoritas, con sus honrosas excepciones. Es difícil que me quede dormida en capítulos de Big Bang Theory, 30 Rock o Modern Family. De ahí en fuera he roncado por igual thrillers psicológicos que capítulos de edición especial de Futurama. Nadie me cree cuando digo que me dormí en Kill Bill ni en Inglourious Basterds.
Soy famosa, también, por aburrirme en las fiestas y quedarme dormida.Y soy famosa también por dormirme en el cine o cuando voy a casa de alguien para ver una película o un capítulo de mis series favoritas, con sus honrosas excepciones. Es difícil que me quede dormida en capítulos de Big Bang Theory, 30 Rock o Modern Family. De ahí en fuera he roncado por igual thrillers psicológicos que capítulos de edición especial de Futurama. Nadie me cree cuando digo que me dormí en Kill Bill ni en Inglourious Basterds.
2 comments:
Comadre... no se sienta mal... yo me dormí en Kill Bill 2 en el cine e Inglorius Basterds en casa. Coincido en las series de comedia ;)
Abrazos y mucha suerte
Ah, pos me dormí en la dos! Entonces es la película, tiene algo somnífero. Pero a mí me pasó al revés. Me dormí en Kill Bill en casa y con Inglorius Basterds me dormí en el cine. Más una laaaaaaaarga lista de películas que he roncado. Oscareables y no.
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